AMAR


Amar es la tibieza de  dos almas
que proyectan al cuerpo sentimientos
Y enlazadas en pasionales llamas,
extienden alas de luz, cruzando vientos.

Es el jugar, sin saber, con tus cabellos.
Acariciar tus ojos con mis besos;
convertir en realidad el sueño bello
de sentirte en mi sangre y en mis huesos.

Amar, no son palabras... Ni son cuerpos,
sino dos almas vibrando en sentimientos.
Es el rayo de luz, que quema dentro,
en esa lámpara divina del encuentro.

Amar, es  sentirte en las distancias,
y respetarte siempre, aunque estés lejos.
Amar... Es mucho más que una caricia,
y del placer carnal, sólo un reflejo.

Amar...

Es el  sentir que por ti muero,
puedan o no, 
Abrazarse nuestros cuerpos.

web

Mario Benedetti, Defender la alegria


Defender la alegría como una trinchera
defenderla del escándalo y la rutina
de la miseria y los miserables
de las ausencias transitorias
y las definitivas
defender la alegría como un principio
defenderla del pasmo y las pesadillas
de los neutrales y de los neutrones
de las dulces infamias
y los graves diagnósticos

defender la alegría como una bandera
defenderla del rayo y la melancolía
de los ingenuos y de los canallas
de la retórica y los paros cardiacos
de las endemias y las academias

defender la alegía como un destino
defenderla del fuego y de los bomberos
de los suicidas y los homicidas
de las vacaciones y del agobio
de la obligación de estar alegres

defender la alegría como una certeza
defenderla del óxido y de la roña
de la famosa pátina del tiempo
del relente y del oportunismo
de los proxenetas de la risa

defender la alegría como un derecho
defenderla de dios y del invierno
de las mayúsculas y de la muerte
de los apellidos y las lástimas del azar
y también de la alegría.

Dos Palabras


Esta noche al oído me has dicho dos palabras
Comunes. Dos palabras cansadas
De ser dichas. Palabras
Que de viejas son nuevas.

Dos palabras tan dulces que la luna que andaba
Filtrando entre las ramas
Se detuvo en mi boca. Tan dulces dos palabras
Que una hormiga pasea por mi cuello y no intento
Moverme para echarla.

Tan dulces dos palabras
—Que digo sin quererlo— ¡oh, qué bella, la vida!—
Tan dulces y tan mansas
Que aceites olorosos sobre el cuerpo derraman.

Tan dulces y tan bellas
Que nerviosos, mis dedos,
Se mueven hacia el cielo imitando tijeras.
Oh, mis dedos quisieran
Cortar estrellas.

Alfonsina Storni
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