Visita nocturna...

Mas de medianoche y sin poder dormir…
entre la penumbra ví algo que flotaba,
era una hada madrina y me invitó a salir
envuelta en las sombras de la madrugada.

Vi bajar del cielo en grandes cascadas
pequeños luceros y estrellas cristalinas,
que posan su estela de luces plateadas
y alumbran la noche  envuelta en neblinas.

La Luna llorosa soltó un gran suspiro
al ver las estrellas del cielo escapar.
¿Qué estará pasando, será qué deliro…
o estaré soñando y debo despertar?

Un rayo candente me azotó en la cara
y un caudal de lágrimas comienza a danzar,
el sol ha salido raudo de la nada…
se acerca, me abraza y dejo de soñar.

¡Fue un hermoso sueño para no olvidar!


No dejaré de buscarte...


Te buscaré en cada recodo de mi sendero,
bajo las piedras que me tropiece al andar,
en las veredas que me ofrezca mi destino,
tras los rincones de mi largo caminar.

Te buscaré en cada gota de mis lágrimas,
en el aroma de los  suspiros al volar,
en el color de la dulce espera,
en el sabor de mis anhelos al soñar.

Te buscaré porque encontrarte es mi locura,
esencia de mi existir donde hallo mi verdad.
Te buscaré porque tu amor es mi principio
y morir junto a tu lado es mi final.

Becquervive

No quiero esperar a ser vieja...

No quiero esperar a ser vieja para aprender a dejar de lado lo superfluo.
No quiero esperar a ser vieja para entender mi completa espiritualidad, para ser conciente de que soy efímera.
No quiero esperar a ser vieja para comprender que mientras más viejos nos hacemos menos nos empieza a importar tanto accesorio.

No puedo esperar a ser vieja para poder disfrutar de la sabiduría del silencio y oír su voz tenue seduciendome con su inmortalidad.
No puedo esperar a ser vieja para ser libre de las tonterías y moldes que la sociedad impone como formas y buenas costumbres, sólo para encajar en lo que todos consideran un status de vida respetable.
No puedo esperar a ser vieja para liberarme de los complejos que a los jovenes tanto nos asedian.
No quiero esperar a ser vieja para amarte sin pudor, para decirte lo mucho que te amo.
No quiero esperar a sentir a la muerte tocar a mi puerta para poder ser feliz y hacer todo lo que siempre quise, esas pequeñas cosas que nos obsesionan y que se vuelven indispensables.

No quiero esperar a ser vieja para abrazarte sin contenerme por el qué dirán.
No quiero esperar a ser vieja para comprender que como ser humano mi presencia es tan insignificante en el universo y que por eso la cortedad de la vida es lo que la hace tan bella.
No quiero esperar a ser vieja para amar con el alma sin inhibiciones, para amar con todo el corazón sin detenerme a analizar si es correcto o no... soy tan joven aún, que no quiero irme... no quiero irme sin antes decirte que te amo y que no me importa si hoy muero; el sólo hecho de haberte tenido a mi lado y haberte conocido es el mejor regalo que me dio la vida y la respuesta más dulce que recibí de Dios a mi pregunta de si mi vida tenia sentido... no deseo nada más.
No quiero esperar a ser vieja para que me importe un bledo si me escuchan o no, si puedo hablar... o ya no. Te he hablado a ti y te he oído hasta en mis momentos más terribles y oscuros.

Asi que no deseo nada más...
No esperaré a ser vieja para hacer lo que otros se desesperan por hacer recién cuando sienten cerca la proximidad de la muerte.
No me arrepiento de nada...
He vivido mal y bien; he comido de los más deliciosos y refinados manjares y las porquerías más insólitas.
He dado gracias a Dios y he blasfemado.
He amado y he odiado.
He odiado... y he perdonado.
No me arrepiento de nada.

Si hoy es el día me voy con la tranquilidad de que viví plenamente... intensamente.


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Madelym Orosco Lizano


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