Hasta en el mismísimo infierno.


Quiero verme en tu alma libre, abrigándote un cielo,  
aun en el tórrido verano que incendia un sentimiento.  
Aunque no sea invierno, aunque sea atrevido e incierto  
aunque sean las palabras un fuego de amor en el pecho.    
Parimos  poemas que nublan la impotencia de un grito  
y  tras los silencios, sé que que tus noches son mías.  
Sé que nos enraizamos en el puerto de todas las bahías  
como un canto de sirenas, en la piel de un marinero.  

Quiero verme en el espejo de un te amo infinito,  
en una poesía de amor, en un profundo: te quiero.    
Quiero verme en lo que callas, en lo que dices,  
en tus silencios, en tus profundos sentimientos,  
verme en los puños cerrados apretando cicatrices,  
en los interminables momentos nocturnos, esos, sin aliento  
donde sabes que me encuentras y te encuentro.    

Verme...¡verme! en la humedad de tus labios  
al besarme en un poema que noche a noche  
invade de intermitentes grillos mi ensordecido huerto.  
¡Te amo, y lo grito...hasta en el último de los infiernos!    
Y allí también me veré...queriéndote como te quiero,  
hasta te diría, sin sonrojarme, pecando en la más blasfema herejía  
de una pasión contenida que muere por alcanzarme,  
tanto, que siento que nunca morirán nuestros anhelos,  
¡ni dejaré de amarte, ni querrás dejar de amarme!    

En el mísmísimo tálamo de los amantes del averno,  
tal vez allí...esté nuestro verdadero cielo.    

Y allí, precisamente alli...¡nos quemaremos!


En el mar te amaré...


En el mar te amaré, con vientos huracanados
te amaré con lujuria y la fuerza de un tornado
allí te haré temblar de gozo feliz y apasionada
y allí veré en esos ojos mi preciosa enamorada.

Te amaré con el ímpetu de este corazón de fuego,
que me quema en el alma ahora que no te tengo
provocaremos temblores, tsunami y maremotos
y te llevaré a la locura, dejándote sin aliento.

Te amaré sobre la arena de costas de Andalucía
te llevaré hasta el cielo cuando te sientas tan mía
y grites a los cuatro vientos con pasión y fantasía
que no podrás olvidarme por el resto de tu vida.

En el mar te amare, cuando el brillo de tu mirada,
se apague por la vejez y sigas enamorada
de este andaluz errante por las sendas de tu alma
que hizo el camino de sueños y te hizo apasionada.

Cuando ya no puedas verme, yo mirare por tus ojos
cuando no puedas tocarme, yo tocare por tus manos
cuando tu alma este triste, yo sonreiré por tu alma
se acabaron los temblores... y ahora,
solo nos queda la calma....

Ángel Reyes Burgos



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