Historia 11.- La casa de Bernarda Alba.

Historia 11.- La casa de Bernarda Alba

Todos conocemos la casa de Bernarda Alba por la obra de Federico Garcia Lorca, esta historia
mía en clave de humor, se sitúa en esa España profunda, con un personaje un tanto extraño como su nombre, Armando Bronca Segura. Este hombre se encargaba de la huerta y de que no le faltara hortalizas a ese conjunto de piadosas mujeres que se reunían en la casa para rezar y si podía, meterle su hortaliza a alguna descarriada que dejaba el rosario para ir a la huerta a darse golpes de pecho, mientras con la falda levantada, Armando le daba golpes de boniato...

Nadie sabia los apellidos de Armando por que no se conocía que tuviera padres, se lo encontraron en un pajar donde una señora fue con un mozo del pueblo a clavarse, seguramente la única aguja que había y desde entonces se quedó el dicho de encontrar una aguja en un pajar, aunque tuvo que pajear mucho esa señora para clavarse esa aguja...

Armando desde que estaba en la casa la iba armando por todos sitios, le encantaba echar a pelear a las pudorosas señoras, que si fulanita o menganita, eran mejores en la cama, en el pajar o en el cobertizo de la huerta y entre pitos y flautas se montaban buenas broncas entre las señoras.

Aunque todas esas mujeres parecían que antes de levantarse se tomaban un zumo de limón por lo agrio de su aspecto, en realidad era solo fachada por que tenían campanillas entre sus muslos que sonaban cada vez que notaban que Armando estaba pues eso, armado hasta su máxima expresión ese boniato enorme que unos momentos antes colgaba bajo sus pantalones y que ahora pugnaba por perforarlo y salir a respirar el aire y el olor de los caracolillos de pelo que adornaban las vergüenzas de las vergonzosas señoras...

En Andalucía hay un dicho que mucha gente exclama cuando alguien te molesta...vete al coño de la Bernarda, me imagino que eso es por que en esa época la casa de la Bernarda estaba retirada del pueblo y era la forma mas inmediata de mandarte a hacer puñetas, pero solo era un dicho pues si todos a los que se le dice eso aquí se fueran al coño de la Bernarda, una de dos, o la pobre señora se queda siempre con las piernas abierta o se lo hace coser...

Hoy no les mando al coño de la Bernarda, solo a que se sientan felices este fin de semana...

Ángel Reyes Burgos
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