Himno al árbol, Gabriela Mistral

Árbol hermano, que clavado 
por garfios pardos en el suelo, 
la clara frente has elevado 
en una intensa sed de cielo; 

hazme piadoso hacia la escoria 
de cuyos limos me mantengo, 
sin que se duerma la memoria 
del país azul de donde vengo. 

Árbol que anuncias al viandante 
la suavidad de tu presencia 
con tu amplia sombra refrescante 
y con el nimbo de tu esencia: 

haz que revele mi presencia, 
en las praderas de la vida, 
mi suave y cálida influencia 
de criatura bendecida. 

Árbol diez veces productor: 
el de la poma sonrosada, 
el del madero constructor, 
el de la brisa perfumada, 
el del follaje amparador; 

el de las gomas suavizantes 
y las resinas milagrosas, 
pleno de brazos agobiantes 
y de gargantas melodiosas: 

hazme en el dar un opulento 
¡para igualarte en lo fecundo, 
el corazón y el pensamiento 
se me hagan vastos como el mundo! 


Y todas las actividades 
no lleguen nunca a fatigarme: 
¡las magnas prodigalidades 
salgan de mí sin agotarme! 

Árbol donde es tan sosegada 
la pulsación del existir, 
y ves mis fuerzas la agitada 
fiebre del mundo consumir: 

hazme sereno, hazme sereno, 
de la viril serenidad 
que dio a los mármoles helenos 
su soplo de divinidad. 

Árbol que no eres otra cosa 
que dulce entraña de mujer, 
pues cada rama mece airosa 
en cada leve nido un ser: 

dame un follaje vasto y denso, 
tanto como han de precisar 
los que en el bosque humano, inmenso, 
rama no hallaron para hogar. 

Árbol que donde quiera aliente 
tu cuerpo lleno de vigor, 
levantarás eternamente 
el mismo gesto amparador: 

haz que a través de todo estado 
¿niñez, vejez, placer, dolor? 
levante mi alma un invariado 
y universal gesto de amor!

Aunque el tiempo pase...

Sostendré siempre tu mano aunque el tiempo pase lejos
y esa mano no sostengo y tus manos y las mías, las aje el tiempo, 
la sostendré con el amor, que por ti siento.
la sostendré con mi alma y mis sentimientos.

Y tu sentirás que cada año, nuestro amor crece más y más
y yo sentiré que tu ternura, es mi inagotable fuente de felicidad.

Los años no apagaran esa sonrisa, que la felicidad pone en tu linda cara
yo me encargaré de soplarte esa brisa, que le de ese brillo, a tu mirada.

Y aunque mis manos tiemblen y ya muy cansado
por que el paso del tiempo lo sienta en mis huesos
seguiré de tu alma siempre enamorado
por que eres la mujer que cumplió mis sueños...

Quiero sostenerte siempre amada mía
y que tu sostenga la ilusión que tengo
de poder abrazarte de nuevo un día
y sentirte en mi pecho, dentro, muy dentro...


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