Amor de tarde.

Es una lástima que no estés conmigo
cuando miro el reloj y son las cuatro
y acabo la planilla y pienso diez minutos
y estiro las piernas como todas las tardes
y hago así con los hombros para aflojar la espalda
y me doblo los dedos y les saco mentiras.

Es una lástima que no estés conmigo
cuando miro el reloj y son las cinco
y soy una manija que calcula intereses
o dos manos que saltan sobre cuarenta teclas
o un oído que escucha como ladra el teléfono
o un tipo que hace números y les saca verdades.

Es una lástima que no estés conmigo
cuando miro el reloj y son las seis.
Podrías acercarte de sorpresa
y decirme "¿Qué tal?" y quedaríamos
yo con la mancha roja de tus labios
tú con el tizne azul de mi carbónico.


Benedetti participó en la película llamada El lado oscuro del corazón una producción argentino-canadiense, estrenada el 21 de mayo de 1992, donde se puede ver a Mario Benedetti recitando sus poemas en alemán. Benedetti...Para saber más pulse aquí.

Es tanta la sed que anida

En mi alma aprisionada
tengo caricias sedientas
que no desaparecerán
hasta que tu cuerpo tenga.

Ya cuando por fín yo pueda
besar tu boca serrana
tu me podrá a mi quitar
las ansias por las mañanas.
Es tanta la sed que anida
que se me secan los sueños
si en la noche amada mía
en mi pecho no te tengo.

Solo tengo pesadillas
solo temblores en mi pecho
de estar sin ti en Sevilla
abrazándote a mi cuerpo.

Estamos tejiendo amor.

Estamos tejiendo amor
con versos y con palabras
que escritas en el corazón
nos iluminan el alma.

Así vamos haciendo camino
de la mano y mil te quiero
llevándonos al destino
cada día con mas anhelos.
Estamos creando ese libro
para guardar nuestra historia
que esta fundida en los sueños 
guardándose en la memoria.

Siempre de la mano vamos
para no morir jamás
pues dejaremos el legado
por toda la eternidad.

Creando nuestro libro

Poemas madre madre y velloncito de mí carne...

Madre, madre, tú me besas, 
pero yo te beso más, 
y el enjambre de mis besos 
no te deja ni mirar... 

Si la abeja se entra al lirio, 
no se siente su aletear. 
Cuando escondes a tu hijito 
ni se le oye respirar... 

Yo te miro, yo te miro 
sin cansarme de mirar, 
y qué lindo niño veo 
a tus ojos asomar... 

El estanque copia todo 
lo que tú mirando estás; 
pero tú en las niñas tienes 
a tu hijo y nada más. 

Los ojitos que me diste 
me los tengo de gastar 
en seguirte por los valles, 
por el cielo y por el mar...
Velloncito de mi carne, 
que en mis entrañas tejí, 
velloncito friolento, 
¡duérmete apegado a mí! 

La perdiz duerme en el trébol 
escuchándole latir: 
no te turben mis alientos, 
¡duérmete apegado a mí! 

Hierbecita temblorosa 
asombrada de vivir, 
no te sueltes de mi pecho: 
¡duérmete apegado a mí! 

Yo que todo lo he perdido 
ahora tiemblo hasta al dormir. 
No resbales de mi brazo: 
¡duérmete apegado a mí!

La noticia de que había ganado el Nobel la recibió en 1945 en Petrópolis, la ciudad brasileña donde desempeñaba la labor de cónsul desde 1941. Gabriela Mistral, para saber más, pulse aquí.

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger... Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...