Sushi...

Quisiera que fueras mi plato
para poner los manjares
y con mis dedos y mis labios
que sientas mis padeceres.

Cuando el sushi ya devoro
y dejo tu piel desnuda
voy a besarte despacio
con pasión y con ternura.
Esos besos serán tu postre
mis caricias un capuchino
las flores para estremecerte
cuando llegue a mi destino.

Está terminando el banquete
mi piel en tu piel se mece
y en un instante de muerte
me estremezco y te estremeces.

Tengo hambre crayolita












A Cristo crucificado.

No me mueve, mi Dios, para quererte
el cielo que me tienes prometido,
ni me mueve el infierno tan temido
para dejar por eso de ofenderte.

Tú me mueves, Señor, muéveme el verte
clavado en una cruz y escarnecido,
muéveme ver tu cuerpo tan herido,
muéveme tus afrentas y tu muerte.

Muéveme, en fin, tu amor, y en tal manera,
que aunque no hubiera cielo, yo te amara,
y aunque no hubiera infierno, te temiera.

No me tienes que dar porque te quiera,
pues aunque lo que espero no esperara,
lo mismo que te quiero te quisiera.

Está catalogado como anónimo aunque se le atribuye
a sor Juana Inés de la Cruz, su estilo para mi es inconfundible.

Hasta mediados del siglo XX, la crítica sorjuanista aceptaba como válido el testimonio de Diego Calleja, primer biógrafo de la monja, sobre su fecha de nacimiento. Según Calleja, Sor Juana habría nacido el 12 de noviembre de 1651 en San Miguel de Nepantla...Para saber más pulse aquí.

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger... Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...