El reo de muerte...

Reclinado sobre el suelo
con lenta amarga agonía,
pensando en el triste día
que pronto amanecerá;
en silencio gime el reo
y el fatal momento espera
en que el sol por vez postrera
en su frente lucirá.

Un altar y un crucifijo
y la enlutada capilla,
lánguida vela amarilla
tiñe en su luz funeral,
y junto al mísero reo,
medio encubierto el semblante
se oye al fraile agonizante
en son confuso rezar.

El rostro levanta el triste
y alza los ojos al cielo,
tal vez eleva en su duelo
la súplica de piedad.
¡Una lágrima! ¿es acaso
de temor o de amargura?
¡Ay! a aumentar su tristura
vino un recuerdo quizá!

Es un joven, y la vida
llena de sueños de oro,
pasó ya, cuando aún el lloro
de la niñez no enjugó
el recuerdo es de la infancia,
¡y su madre que le llora,
para morir así ahora
con tanto amor le crió!

Y a par que sin esperanza
ve ya la muerte en acecho,
su corazón en su pecho
siente con fuerza latir;
al tiempo que mira al fraile
que en paz ya duerme a su lado,
y que, ya viejo y postrado
le habrá de sobrevivir.
¿Mas qué rumor a deshora
rompe el silencio? Resuena
una alegre cantilena
y una guitarra a la par,
y de gritos y botellas
que se chocan el sonido,
y el amoroso estallido
de los besos y el danzar.

Y también pronto en son triste
lúgubre voz sonará:
¡Para hacer bien por el alma
del que van a ajusticiar!

Y la voz de los borrachos,
y sus brindis, sus quimeras,
y el cantar de las rameras,
y el desorden bacanal
en la lúgubre capilla
penetran, y carcajadas,
cual de lejos arrojadas
de la mansión infernal.

Y también pronto en son triste
lúgubre voz sonará:
¡Para hacer bien por el alma
del que van a ajusticiar!

¡Maldición! al eco infausto,
el sentenciado maldijo
la madre que como a hijo
a sus pechos le crió;
y maldijo el mundo todo,
maldijo su suerte impía,
maldijo el aciago día
y la hora en que nació.

José Ignacio Javier Oriol Encarnación de Espronceda Delgado (Almendralejo, España; 25 de marzo de 1808-Madrid; 23 de mayo de 1842) fue un escritor de la época del Romanticismo, considerado como el más representativo poeta del primer Romanticismo español. Para saber mas pulse  aquí.

Ya va terminando el año...poema de amor.

Siento celos del paisaje
que te contempla dormida,
sin que yo pueda besarte
para curar tus heridas.

Imagino que estas durmiendo
y tu alma esta serena
cuando a mi me estas soñando
y mueren todas tus penas.

Y yo me siento dichoso
pensando en esa verdad
y cuando abres tus ojos
veo tu sonrisa inmortal..
Deja los ojos abiertos
despierta amada mía
que quiero sientas mi aliento
mientras me dure la vida.

Una vida de alegrías
como la que vivimos juntos
una vida de sonrisas
sin sobresaltos y disgustos.

Ya va terminando el año
y nuestras vidas no cesan
de darnos amor y cariño
despojados de tristezas...

Gracias crayolita por este año.

















Quiero me desates esta tortura...

A ti que eres parte de esta enigmática historia en la que no me valen medias tintas, medios besos y caricias, no, no me valen… Porque tú eres testigo inminente de cada uno de los latidos de mi carne…ésos que evocan a mi espíritu para despojarme de esta ropa que me ahoga aun cuando quiero que sean tus manos las que lo propongan, y la hazaña, de tu boca…

Y quiero me investigues despacio y a tientas y me pintes con tus labios ésa mi razón que me vuelve loca cuando siento tu cálido aliento merodeando cada laguna de mi cuerpo…
Porque quiero la sentencia irrevocable de tus dedos descendiendo por mi cuello y por mi pecho.

Quiero me desates esta tortura, desabroches mi liguero y me hagas tuya… No más acuerdos, penas ni culpas…que grite tu cuerpo sobre mi cuerpo, yo escucho…es lo que quiero, confieso…y que mi deseo quede absuelto y prisionero de tu pecho contra mi pecho, en esta ley insulsa que condena y juzga, el más preciado y maravilloso lenguaje…ése, de nuestra mente y nuestro cuerpo, cuando se desnudan…

De la web *Ginebra Blonde*

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