A los muertos...


XVIII

Nada es el hombre. De la nada llega
y a la nada se va. Su desgraciada
vida, es la nada y en la nada brega.
Delirio es su razón, su ciencia nada;
su ser es polvo con que el hado juega;
su ridícula momia está formada
de carne y nervios y de sangre impura;
su alma es lascivia, su ambición locura.

  XIX

¿Conque nada soy yo? ¿El ser que aliento
es sombra que en la sombra se desliza?
¿Puño de tierra que dispersa el viento?
¿Engañoso fantasma de ceniza?
¿Burbuja de jabón que en un momento
desbarata al cruzar leve la brisa?...
No quiero a ese futuro resignarme,
quiero, antes que ser nada, condenarme.
XX

Yo no quiero morir. Quiero un destino
eterno, como Dios que me ha formado:
yo siento un alma en mí, soplo divino,
soplo inmortal, porque el Señor lo ha dado
quiero, al dejar mi terrenal camino,
ir al mundo imposible que he soñado;
quiero la fe que el corazón desea,
no quiero duda ya. ¡Maldita sea!

     XXI

¿Por qué, insensato, mi razón se agita
de necia duda en el inmundo cieno?
Si busco la verdad, ella fue escrita
con la sangre del mártir Nazareno.
Del réprobo la tumba está maldita,
y la tumba temida es para el bueno
un espléndido faro de esperanza,
un génesis de eterna bienandanza.



























San Juan Crisóstomo, Juan Crisóstomo (griego: Ἰωάννης ὁ Χρυσόστομος, latín: Ioannes Chrysostomus) o Juan de Antioquía (latín: Ioannes Antiochensis; Antioquía, Comana Pontica, 14 de septiembre de 407) fue un clérigo cristiano eminente, patriarca de Constantinopla, considerado por la Iglesia católica uno de los cuatro grandes Padres de la Iglesia del Oriente...Para saber más pulse aquí.

Tu cabellera...

Déjame ver tus ojos de paloma
cerca, tan cerca que me mire en ellos;    
déjame respirar el blando aroma
que esparcen destrenzados tus cabellos.

Déjame así, sin voz ni pensamiento,
juntas las manos y a tus pies de hinojos,
embriagarme, en el néctar de tu aliento,
abrasarme en el fuego de tus ojos.

Pero te inclinas... La cascada entera
cae de tus rizos ondulados y espesos.
¡Escóndeme en tu negra cabellera
y déjame morir bajo tus besos!



Manuel M. Flores, Manuel María Flores (*San Andrés Chalchicomula, Puebla, 1837 † Ciudad de México, Distrito Federal, 1885) fue un escritor y poeta poblano durante la segunda mitad del siglo XIX. Nació en Puebla, estudió filosofía en el colegio de San Juan de Letrán, que abandonó en 1859 para combatir en la Guerra de Reforma del lado del Partido Liberal...Para saber más pulse aquí.
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