Garcilaso de la Vega

   Soneto VIII

De aquella vista buena y excelente 
salen espíritus vivos y encendidos, 
y siendo por mis ojos recibidos, 
me pasan hasta donde el mal se siente.

Entrase en el camino fácilmente, 
con los míos, de tal calor movidos, 
salen fuera de mí como perdidos, 
llamados de aquel bien que está presente.

Ausente, en la memoria la imagino; 
mis espíritus, pensando que la vían, 
se mueven y se encienden sin medida;

mas no hallando fácil el camino, 
que los suyos entrando derretían, 
revientan por salir do no hay salida.
Soneto IX

Señora mía, si yo de vos ausente 
en esta vida turo y no me muero, 
paréceme que ofendo a lo que os quiero, 
y al bien de que gozaba en ser presente;

tras éste luego siento otro accidente, 
que es ver que si de vida desespero, 
yo pierdo cuanto bien bien de vos espero; 
y ansí ando en lo que siento diferente.

En esta diferencia mis sentidos 
están, en vuestra ausencia y en porfía, 
no sé ya que hacerme en tal tamaño.

Nunca entre sí los veo sino reñidos; 
de tal arte pelean noche y día, 
que sólo se conciertan en mi daño.





















Garcilaso de la Vega. Formaba parte del séquito del Fadrique Álvarez de Toledo y Enríquez, II duque de Alba de Tormes cuando Carlos I desembarcó en Santander en 1522. Al año siguiente fue objeto nuevamente del favor real al ser designado miembro de la orden de Santiago y gentilhombre de la Casa de Borgoña,..Para saber más pulse aquí.
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