A una lágrima, Jose Angel Buesa

Gota del mar donde en naufragio lento
se hunde el navío negro de una pena;
gota que, rebosando, nubla y llena
los ojos olvidados del contento.

Grito hecho perla por el desaliento
de saber que si llega a un alma ajena,
ésta, sin escucharlo, le condena
por vergonzoso heraldo del tormento.

Piedad para esa gota, que es cual llama
de la que el corazón se desahoga
cual desahoga espinas una rama.

Piedad para la lágrima que azoga
el dolor, pues si así no se derrama,
el alma, en esa lágrima se ahoga...

Reglamento interno para soñadores, Fernando Montalbano

No dormir con los párpados caídos,
traicionar reglamentos anteriores,
serle fiel al café de lo prohibido,
vacunarse contra despertadores.

Despistar a la hoz de la rutina,
caminar con la zurda por el borde,
no volar si no hay tierra en la retina,
y almorzar, por lo menos, un acorde.

Despeinar la melena de los libros,
ordenar las ideas como flores,
desertar de los besos sin peligro,
defender las tristezas en colores,
no perder la razón, sí el equilibrio.

Y mañana, vendrán sueños mejores.

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